LA CALIDAD EDUCATIVA DESDE LAS EVALUACIONES COMPARATIVAS.


En este artículo describo la situación del profesor en la actualidad, analizo la repercusión de las evaluaciones en su quehacer pedagógico y cómo estas transformaron profundamente la relación, educador – educando. Quiero graficar más simbólicamente la lenta desaparición que ha venido teniendo la “confianza” en el proceso pedagógico y el creciente poder, que pasa por inadvertido, de las estadísticas y escalafones, quiero desde allí reafirmar mi convicción de una educación como relación y confianza y desterrar la idea de comparación que segrega, discrimina y separa y a la cual no estoy dispuesto a contribuir.

Ahora, con las constantes exigencias de los RESULTADOS ÓPTIMOS existe un proceso gradual de matematizar la educación, es decir, medir la performance de los niños y niñas en matemática y comprender los textos que leen o escuchan y se deja de lado la valoración de las otras competencias personales, sociales, interculturales, etc. Durante estos años, la mayoría de maestros se desmotivó frente a la soberbia del sistema que no reconocía el gran desafío que significa confrontarse todos los días a una niña o niño heterogéneo, caracterizado por mucha incertidumbre y desorientación, vergüenza como fruto de la discriminación, niños y niñas que sufren de hambre y de falta de cariño.

Quiero resumir mi preocupación y mi decisión en dos observaciones:

  1. El mero hecho de que se vea el trabajo del docente en función de RESULTADOS cumple su fin en satisfacer las necesidades del mercado. Así, difícilmente puede desarrollarse la confianza entre educando y educador, entre el sistema educativo y el magisterio.
  2. El concepto del éxito concebido como “calidad educativa” ha prevalecido cada vez más en todos los ámbitos y ha marginalizado el concepto del rendimiento a escala humana. Así se corre pues el riesgo de que la educación como acontecimiento ético humano se sacrifique en la lógica de la evaluación por resultados.

Según esta lógica, si el promedio del grupo tiene malas resultados, debe ser entonces que EL DOCENTE es un mal pedagogo. Lo que importa ahora son los puntajes en las evaluaciones por resultados, es decir la performance en las dos áreas (Matemática y Comunicación), dejando de lado las condiciones sociales y culturales de los estudiantes, negando la diversidad, heterogeneidad que existe en un aula de clase. Bajo esta presión el FA y la profesora se dificultan más en practicar una pedagogía personalizada como la que hemos venido impulsando. En este condicionamiento las relaciones entre FA y DOCENTE sufrirán un cambio profundo, porque la DOCENTE ya no puede tener la plena CONFIANZA si su FA está con ella u obedece al currículo oculto de los RESULTADOS. “Antes tenía la certidumbre, que mi trabajo significaba una transformación en la vida de cada docente y cada niño o niña”, ahora el sistema de RESULTADOS segrega definitivamente a los niños quechua hablantes que no tienen el tiempo y el espacio permitido para aprender porque habrá una docente y un FA desesperados por mejorar los resultados. Este sistema nos ha convertido en FORMADORES ACOMPAÑANTES miedosos, estresados y pensando que en cualquier momento nos obligarán a firmar una carta de renuncia por “mal desempeño”, de manera inhumana, prepotente y con falta de consideración, con un pensamiento heterónomo convencional que sustenta este despido, desconociendo la exigencia de tener y fomentar un pensamiento post convencional en nosotros mismos y en las docentes que acompañamos. El ingreso al PMEI no ha sido gratis, ha sido producto de una evaluación calificada como la mejor en su rubro y por eso no aceptamos esta forma de condicionamiento y presión bajo la cual, como profesionales mediocres tenemos que callar las discrepancias, trabajar asustados bajo el chantaje de “estás en evaluación” o temiendo al despido. Aspectos que felizmente no me asustan y ando curado de eso.

A pesar del discurso de la inclusión, la interculturalidad  y la descentralización de la políticas educativas, la exclusión del sistema es más radical para quienes no logren RESULTADOS, porque ya no está en el centro el estudiante y la docente con toda su potencialidad personal y social, sino las cifras de las mediciones descontextualizadas y esto es un proceso lento que como ya mencioné pasa para muchos de inadvertido.

Cada docente, a pesar de su rechazo al sistema, a la hora de la hora se pondrá a preparar a sus niñas o niños a meterse en la lógica de los resultados, quieren que sus estudiantes salgan bien, porque de estos promedios depende su prestigio. La competitividad desde que el mercado entro con fuerza en el sistema educativo y ha transformado al profesor en cómplice de la selección. Pero no solamente esto, el hecho de ejercitar por semanas, por ejemplo, el desarrollo de nociones básicas, rompe con el ritmo en su forma de crear los procesos de aprendizajes, cada profesor tiene su forma personal y el estudiante se deja llevar por esta melodía de querer aprender en conjunto con el Otro, con el profesor. En el ejercitar no se desarrollará la pasión por descubrir, porque es siempre lo mismo, aunque se diga que no, a eso están empujando a los formadores y estos a su vez a sus docentes.

Frente a esta situación me pregunto: ¿Qué confianza puede tener un docente en su FA que les enseña cómo enseñar para que sus niños rindan un examen que mide lo que se puede cuantificar fácilmente y excluye lo que es difícil de medir, como el aprendizaje social o la diversidad cultural? Me pregunto si el FA en esta situación, ¿Se preocupa por el desarrollo profesional del DOCENTE de verdad o si estará presionado más bien por el éxito y los resultados?

Hay que seguir trabajando en el concepto de escuela como lugar de encuentro desde la dignidad, que no es normativo, y por esto no es posible multiplicarlo, pero se puede inducir en espacios de reflexión en los que el profesor cambie para ser mediador, con una convicción y postura abierta a ponerse en “los zapatos del otro”. En este concepto educativo la responsabilidad preponderante del docente es hacer que el estudiante se descubra como persona creativa y apasionada por su trabajo, y esto no se puede enseñar, sino descubrirse en el proceso mismo para eso hace falta el tiempo y el espacio adecuado para percibir y madurar el juicio propio.

ILSE SCHIMPF HERKEN

Entradas más populares de este blog

"EL ACOMPAÑAMIENTO PEDAGÓGICO, UNA ESTRATEGIA PARA TRANSFORMAR LA PRÁCTICA DOCENTE, LA VIDA DE LOS NIÑOS Y PADRES DE FAMILIA"

Educación inclusiva desde la diversidad cultural.